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Todas las entradas para el mes de 24 febrero 2012

¡Qué difícil es el español!

Publicado 24 febrero, 2012 por Vanessa Puga

Ayer me fui a perder en Librerías Gandhi con A.T. para comprarme algo con un certificado de regalo que tenía en mi poder desde enero. Deben intuir que como adicta a los libros, entrar en una librería es todo un reto para mí: todo se me antoja. Sin embargo tenía mi límite muy establecido.

Vimos la sección de libros en inglés y algo me llamó mucho la atención: había ahí volúmenes de Arturo Pérez-Reverte, Octavio Paz y Mario Vargas Llosa en la lengua inglesa.  No pude menos que quejarme con A.T. «¿Quién en su sano juicio leería autores que escriben en español, en inglés?». Con su lógica de siempre, A.T.  me dijo «Pues alguien que habla inglés, algún extranjero quizá». Volteé a verlo y comenté  «Sí, pero ¿aquí? Está bien, concedo, pero debe perder mucho significado. Traducir del español al inglés pierde mucho sentido del texto».

A.T. me dijo que cómo estaba tan segura, que lo mismo pasaba a la inversa (confieso que cuando me es posible, prefiero leer en el idioma original y sí me pasa con frecuencia que al leer las traducciones pienso «seguro no decía eso en inglés») pero diferí: el español es un idioma mucho más amplio y rico en vocablos que el inglés.  A.T. me lanzó una de sus miradas de «no estoy del todo convencido con lo que dices» mientras me comentaba que el inglés también tiene sus variaciones. «Claro, no es lo mismo el inglés del siglo XVIII o el siglo XIX y depende de qué autor inglés (habla, no nacionalidad) hablemos… pero el español sigue siendo más amplio».

No nos adentramos mucho en la discusión, pero sí es algo que he pensado muchas veces: el español es enorme (uno de mis sueños es estudiar más respecto al lenguaje) y de hecho es muy complicado. Tal vez no sea tan complicado de aprender como lenguas orientales (chino, japonés) pero sé que no es tan sencillo aprender español para quienes no lo tienen como lengua materna. Y si nos metemos en detalles respecto a las variaciones de país a país y regionalismos (dentro del mismo México una palabra cambia de significado entre estado y estado) no acabamos.

Me acordé mucho de eso hoy que vi este video: punto a mi favor. El español es muy difícil, muy rico, la verdad. Así que sigo pensando que leer a autores hispanos en inglés debe matar un poquito de su riqueza. Empero, qué bueno que los traducen para que les llegue un poco de la calidad hispana a otros países.

#Perfilando a @albertochimal

Publicado 6 febrero, 2012 por Vanessa Puga

El pasado sábado tuve la oportunidad de entrevistar al escritor mexicano Alberto Chimal. Curiosamente es gracias a las redes sociales que me pude acercar a él: a raíz de un tweet (esos “pensamientos en voz alta”) él me contestó que con gusto me regalaba tiempo para una entrevista. Me puse nerviosa cual niña chiquita. Aidé Gutiérrez, la fotógrafa de Kya me dijo que me tranquilizara: “Te sale muy natural” me dijo sonriente mientras íbamos caminando hacia el punto de encuentro.

El escenario no pudo ser más propicio: la cafetería de la Librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica. Cuando llegamos Aidé y yo empezamos a buscar con la mirada. Ahí estaba él, sentado al lado de Raquel (@raxxie_)su esposa.  Sonriente y afable nos saludó y mientras Aidé, ya con su cámara en mano, se sentaba a charlar con Raquel, él y yo nos sentamos en la mesa de junto para charlar.

Me gusta mucho cuando puedo platicar con alguien que recuerda que si bien figura pública, sigue siendo humano. Una pregunta mía y lo demás se volvió una charla muy fluida.

Alberto (sí, voy a ser una igualada, hablándole de tú y por el nombre de pila) recién presentó su libro, “El viajero del tiempo” editado por la editorial Posdata, dentro de lanuela colección dedicada a Minificción “Hormiga Iracunda”.

“Es la primera colección en México dedicada a este género literario”, me dijo Alberto con una sonrisa. Fue de esas coincidencias curiosas: justo cuando él decidió trabajar en sus tweets para armar un libro, le llegó la oferta de Posdata.

“Las redes sociales van modificando el proceso de escritura pero más que nada en el orden, no en el oficio mismo” me dijo al hablar del proceso de curación de sus tweets. Y es que el Viajero del tiempo surgió casi solito: a raíz del personaje de H.G. Wells, Alberto empezó a escribir las breves aventuras en tweets. Poco a poco estos tweets empezaron a mostrar su gran valía. No sólo la inmediatez, gran ventaja y maldición de las redes sociales, es lo que cuenta: también hay que saber rescatar lo perdurable. Alberto se dio a la tarea de reunir esos tweets que  hablaban del Viajero del tiempo e ir depurando los que más valían la pena de los que se podían descartar. Sí: fue un trabajo arduo, pero el oficio del escritor así lo es. Todo un año de trabajo que ahora ve la luz a través de un libro ya publicado.

La minificción es para Alberto un género especial: un género que no te dice todo en el momento en que lo lees, sino que deja una pequeña semilla que germina después, una pequeña bomba de tiempo que explota. Uno no acaba de comprender, de leer todo lo que el texto ofrece sino hasta después de un tiempo de maduración. Esa es la maravilla de la minificción.

Platiqué con Alberto durante poco más de una hora. Hablamos del oficio del escritor, de cómo se ha modificado gracias (o a pesar de) las redes sociales, el cómo hay quienes lo han sabido aprovechar o no y cómo las utiliza él: su interés primordial es la Creación Literaria. Alberto Chimal será el segundo perfilado dentro de Revista Kya! No se pierdan la entrevista completa, con las maravillosas fotos de Aidé y un poco de audio (no les aseguro gran calidad, pues no cuento con grabadora de audio, sólo con mi teléfono) en el número de marzo de la revista. Lo que les puedo asegurar es que les dará mucho qué pensar, en particular a los que les gusta escribir. Gracias, Alberto, por la buena charla.

No dejen de visitar el blog de Alberto Chimal «Las Historias» además de seguirlo en Twitter, pues él genera y comparte mucho contenido respecto a la Creación Literaria.

El miedo a la hoja en blanco

Publicado 2 febrero, 2012 por Vanessa Puga

 

Conozco a muchas personas que me dicen que tengo un don porque escribo. A mí me parecía una exageración hasta que me di cuenta de que muchas personas le tienen miedo al papel en blanco. El enfrentarse a una hoja donde la nada es lo que gana el espacio causa cierto miedo. En lugar de verlo como una oportunidad muchas personas lo ven como un reto: es esa montaña alta e inexpugnable donde la punta está lejana y ninguna preparación del mundo será suficiente para subirla y conquistarla.

Ahí está el primer (y más grave) error. Una hoja en blanco no es algo horrible: es una enorme posibilidad de expresarse. Ya sea la expresión de uno mismo para ponerle orden a sus ideas y pensamientos o para darle a entender al resto del mundo cómo lo vemos. Es una ventana abierta para que nosotros la llenemos de color, de vida, impregnarla de uno mismo para que los demás nos conozcan y nos entiendan. Si se cambia la visión del “tengo que llenar la página” por un “voy a poder expresarme” la cosa es más fácil. Cambiar del obstáculo a la oportunidad quita un gran peso de encima.

El segundo paso es dejar de pensar en los otros que leerán. Muchos se apanican al pensar en el lector, en si los entenderán o en el cómo decir las cosas. A mí me funciona mucho el escribir para un amigo o un ser querido. Generalmente escribo como si fuera una carta para contar mis ideas. Cuando se trata de compartir con alguien de nuestra confianza las palabras fluyen con mayor facilidad que cuando pensamos en un profesor, un jurado o un perfecto extraño.

El tercer paso es no querer lucirse: hay que hablar de lo que uno sabe. Tratar de abarcar temas desconocidos suelen complicar el escribir. Claro que si se trata de un trabajo para la escuela lo mejor que se puede hacer es tener muchas referencias: entre más se lee más se escribe.

Y es que sin un bagaje detrás de nuestras palabras es prácticamente imposible poder escribir. A veces pareciera que otros autores ya dijeron o pensaron lo mismo que nosotros. O lo contrario a nosotros, lo que facilita tener un punto de partida: contradecir a alguien (con razones) siempre permite escribir con fluidez (nos gusta ser contreras).

Un buen punto de partida es un cita o, sin son visuales, una imagen. Siempre algo externo puede motivarnos a escribir. Sí, insisto: buscar un punto de partida y saber qué queremos decir son cosas básicas. A veces también sirve tener una especie de esqueleto: cuál es la idea central de lo que vamos a escribir es clave. De ahí, dos o tres ideas secundarias. No desviarse. Suele pasar que uno quiere decir demasiadas cosas al mismo tiempo y acaba diciendo nada. Un punto central, un par de ideas secundarias alrededor y punto.  ¿Surgieron más ideas en el transcurso de escribir? Bien, apúntalas en otro lado para desarrollarlas en otro texto.  Sí, apúntalas. Una idea que llega de golpe y a la que se le da una ventaja para escaparse jamás regresa tal cual llegó en primera instancia. Son escurridizas. Por eso siempre es bueno tenerlas apuntadas. Así uno se va haciendo de un pequeño arsenal de ideas para poder desarrollar después. Créanme: con eso el miedo a la hoja en blanco se supera. Y con muchas lecturas para seguir despertando la curiosidad. Quien mucho lee, mucho escribe. Es un hecho.

Aunque, claro, lo mejor para superar el miedo a la hoja en blanco es simple y sencillamente escribir. Nada mejor que ejercitar el arte de la escritura para volverse buenos en ello.