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Todas las entradas para el mes de 30 May 2012

“El amor de tu vida no existe” @albertotensai dixit

Publicado 30 May, 2012 por Vanessa Puga

Hoy, curiosamente, dos niñas se me acercaron a pedirme apoyo y consejo. Una de ellas sólo me conoce por mis tweets, pero al leerme felizmente enamorada me pidió en confidencia un poco de apoyo y ayuda. La otra, una querida amiga mía, anda muy triste por el final de una relación. Ambas andan, a su manera, desencantadas con el amor y preocupadas por sus parejas. El ser malabaristas de vida y acomodar lo personal y lo de pareja. No es algo sencillo. En realidad, es algo que todos los seres humanos buscamos. Quizá con demasiada obsesión.

El otro día una niña de mi TL tuiteó:

Y mi novio le contestó que no existe tal cosa como “el amor de la vida”. Si bien puede sonar a algo medio amargado o rompe burbujas, deben saber que lo dice muy en serio y yo coincido con él. Nos han vendido la idea de que existe una sola persona en el mundo que es perfecta, ideal, que embona en nuestras vidas como si de pieza de rompecabezas se tratase. ¿La verdad? El amor va de la mano con el compromiso y el compromiso es una elección diaria. “Life is Choice” dice mi novio. Cada día que pasa tomamos varias elecciones.  No se trata de encontrar a alguien, como si de suerte se tratase.

Las películas, las novelas, la sociedad insiste en que hay alguien ahí afuera con el que chocaremos de repente y el flechazo será instantáneo. Es cierto que la química y las feromonas tienen que ver en el proceso de enamoramiento. Pero ¿qué creen? El enamoramiento es pasajero. Es un bello estado que va y viene (si uno lo desea, claro) y no es perpetuo. Y no está mal que no lo sea ¿qué cosa en esta vida es eterno? Todo se mueve y se transforma.

No me malentiendan, por favor. Yo sí creo en el amor. Repito: el que dijo que no existe eso del amor de la vida fue mi novio, con quien llevo una relación muy estable de más de tres años. Y ninguno de los dos somos perfectos. A diario elegimos estar con el otro y superar los obstáculos que se nos han ido presentando.

Tristemente en este mundo existe mucho esa idea del individualismo y el compromiso es una cosa muy malentendida. He conocido cantidad de parejas que dicen “me caso, al fin y al cabo si no funciona, me divorcio y ya”. Temo que eso no es compromiso. No se trata de a la primera de cambio tirar la toalla e irse a otra cosa, sino de intentar. ¿De verdad quieres estar con una persona? Hay que intentarlo, acomodar, seguir trabajando día a día ambos para que funcione. Eso también es muy importante: debe ser recíproco. Tampoco hay que irse al lado del masoquismo en que el otro te trata como toalla sucia y tú sigues ahí porque “no hay que rendirse”. Una pareja es cosa de dos: dos personas eligiendo a diario seguir compartiendo la vida con el otro y trabajando para que con todos los altos y bajos sea una relación bella donde a final de cuentas los momentos felices y armoniosos pesen más en la balanza que los tragos amargos. Ah, sí, porque tragos amargos y malosentendidos siempre habrá. En cada uno de nosotros está el tratar de mantenerlos al mínimo.

Coincido con mi novio: el amor de la vida no existe. Uno elige con quién y trabaja para que funcione.

Nota al pie: este post contiene únicamente mi opinión a raíz de lo que inicialmente dijo mi novio, pero no estoy diciendo para nada que sea precisamente esto lo que él piensa. Él es otro ser pensante y si bien puede que coincidamos, seguro no es a raja tabla como lo digo yo. Por su atención, gracias.

Oiseau en un taller de literatura

Publicado 24 May, 2012 por Vanessa Puga

El pasado martes 22 de mayo, mi querido @AlejandriUaso estuvo presente en mi sesión del Taller de Creación Lieraria Escribir escribiendo platicando de lo que es para él el escribir y cómo defenderse como escritor en este mundo donde pareciera ser que las letras no pagan tan bien como para vivir.

Alex llegó a leer un texto de presentación que les comparto a continuación:

Como artista soy Alejandrí Oiseau; para lo demás, me llamo Alejandro Guzmán Rodríguez.

Nací el 13 de febrero de 1982 en la colonia Roma y me bauticé artísticamente el 13 de marzo de 2011 en Iztacalco, con un acto psicomágico. Soy licenciado en Comunicación por la Universidad del Tepeyac y me he forjado como periodista en los diarios Reforma, El Universal y Excélsior editando contenidos de internet. Llevo una vida marcada por la literatura –en la que incursiono con la escritura de cuentos–, y por la música –que compongo e interpreto–. Soy reportero de la revista Obras y colaborador del sitio ADNPolítico.com.

            Acerca del género del cuento, les diré que se caracteriza por narrar una historia breve, que cuentistas como Antón Chéjov y Horacio Quiroga me han inspirado, y que el cuento adquiere relevancia en México porque puede llegar a un público inmerso en el mundo de la inmediatez y las imágenes por lo general desacostumbrado a leer textos extensos.

            Quiero mencionarles tres cosas:

            Los motivos para escribir, primero. Les planteo que se pregunten honestamente, en un momento de soledad y calma, qué pasa si no escriben: la respuesta posiblemente conlleva un filtro para que continúen o abandonen sus afanes en la escritura.

            Mi consejo es que se deshagan de las expectativas aprendidas sin conciencia, como el sueño de convertirse en autores de bestsellers millonarios y los premios literarios.

            Segundo: Los objetos y los lugares para escribir. Ambos resultan cruciales para el avance o crisis de una historia: computadora, lápiz, hoja, cuaderno, bolígrafo Bic, pluma fuente, pliego de papel bond, carpeta, Ipad, Blackberry, máquina de escribir, servilleta, post it, crayola, gis, tinta de color son algunos artículos que influyen en la concepción y manejo de las ideas a la hora de depositarlas fuera de la mente.

            También la playa, la recámara, un café, un salón de clases, una banqueta, un cuarto de hotel, un concierto, un museo, el baño, un elevador, un parque, un restorán, un avión, un autobús, un tren, un estadio, entre otros sitios, son espacios que podrían estimular la escritura.

            En tercer lugar, les expongo la forma y la estructura. Todo lo que hemos leído, todo, está metido en una estructura por muy elaborada, maravillosa, simple o pobre que ésta sea, y este elemento define en gran medida su dominio para narrar y cómo percibe el lector sus letras.

            Pensemos en cinco partes que componen al cuento: inicio, desarrollo, conflicto, desenlace y final. Su hermano se llama relato y se integra por inicio, desarrollo y final.

            Consideren en sus creaciones lograr brevedad y efecto. Un inicio y desarrollo aburridos con un buen final, por ejemplo, puede rescatar las cosas. El lector mexicano lee poco; hagan que saboree sus historias de principio a fin.

Tras compartir esto con los presentes, dedicamos una hora charlar respecto a lo que es la Creación Literaria, en una charla por demás enriquecedora. Los invito a checar en Storify el recuento de los tweets

 

Literatura para todos

Publicado 14 May, 2012 por Vanessa Puga


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“Libros para niños, para adultos… eso es puro marketing.

Los libros son libros”

 Maurice Sendak citado por Art Spiegelman

 

Confesión cursi número uno: mi novio me dice de cariño “mi niña”. Confesión cursi número dos: yo le digo a él “mi niño”. Confesión número tres: a los dos nos gusta decirnos así y le he pedido a mi novio que no deje de llamarme su niña sin importar cuántos años y arrugas tenga en mi existir. A raíz de esa petición, en nuestro último aniversario de noviazgo él me regaló un bello libro “infantil” escrito por Mario Vargas Llosa Fonchito y la Luna. No es, ni será, el primer libro supuestamente para niños que existe en mi biblioteca personal.

Si bien tengo un hijo tras el cual podría escudarme, a mí no me apena leer libros que se supone que son para niños. Ni tampoco me preocupa mucho que mi hijo kindergardeano agarre mis libros de filosofía para leerlos.  Claro, él no va a entender qué carambas está leyendo ahorita (hace poco me cuestionaba respecto a un ensayo de Adolfo Sánchez Vázquez sobre Primero Sueño de Sor Juana y fue muy entretenido cómo él lo ve con su implacable lógica de cinco años).  Mi hijo vive como yo: rodeado de papel, tinta y letras. No existen los libros prohibidos. Hay libros que sé que no va a entender. Hay libros que sé que va a amar y leerá mil y una veces. Así es como uno se acerca a la literatura: sin tapujos.

Hace relativamente poco, la mamá de un compañero de mi hijo  me preguntó “¿A qué clases llevas a tu hijo o cómo le haces para que ya esté leyendo y diciendo lo que dice?”. La respuesta fue simple: hay libros en la casa. Mi novio y yo siempre cargamos con un libro. Es mera imitación. Pero también es, como bien dijo mi novio, el no quedar excluido.

Verán, mi hijo ha visto que es fácil que yo me pierda entre las letras. Ha visto que existe un bello mundo ahí, entre las letras, y nos imita para no quedarse fuera. Está en esa fase bella para mí (hartante para otros) en que lee todo lo que se le ponga enfrente, sea publicidad, un letrero en el camión o uno de sus libros. Yo no le oculto las letras y él sabe que están ahí para él y para todo el que desee leerlas.

Los libros son libros reza la cita con la que abro este texto, y Sendak (QEPD) tenía mucha razón. Un libro siempre va a estar ahí para que lo agarremos, manoseemos, llenemos de dudas y garabatos. ¿Han visto recientemente los libros que son para niños? Hay muchos que son una verdadera obra de arte. Échenle un ojo al libro ilustrados de Elena Climent Ernestina tiene miedo, donde con puras imágenes nos narran una bella historia. Las colecciones de El barco de vapor de SM Ediciones y A la orilla del viento de Fondo de Cultura Económica guardan verdaderos tesoros. Muchas veces mi mayor consuelo, mi break mental o la respuesta que tanto busco está en la claridad y sencillez de un texto aparentemente infantil. No por ser adulto dejo de fascinarme con esas obras.

La mejor forma de acercarse a los libros es ésa: acercándose a ellos. No verlos como un objeto de culto cuasi religioso, sino como una fuente de consuelo, de sabiduría, de amistad.  Mi biblioteca se llena de bellos libros infantiles para mí, aparte de los que son de mi hijo. ¿Lo han intentado? Acérquense a los libros, sin pensar si son para gente grande o para pequeños lectores. Seguro saldrán con buen sabor de boca.

Ponerse la camiseta

Publicado 13 May, 2012 por Vanessa Puga


 

El año pasado entrevisté al tuitero que está detrás de la cuenta @DonPorfirioDiaz para la Revista Kya! Poco tiempo después, el mismo chico que maneja esta cuenta me avisó que en otro blog la habían tomado como referencia, pero sin dar crédito alguno. Ok, a su favor diré que pusieron el link, pero no decían la fuente y habían copiado una de mis fotos sin más. Tras pedir vía comentario que dieran el crédito, el editor de ese blog puso mi nombre y que salía de Revista Kya el contenido original.

Hace no más de dos meses, Don Porfirio nuevamente me avisó que ese blog andaba haciendo de las suyas. La escritora que originalmente se había basado en mi entrevista para escribir su texto ahora escribía uno nuevo en el que “se echaba para atrás” en sus opiniones previas (opiniones que, como bien decía Don Porfirio, eran mías, no de esta chica). Comenté en Twitter sobre este asunto y brincaron dos tuiteros: la escritora y el editor. Lo curioso del caso es que se echaban mutuamente la bolita: que si la escritora no daba crédito a quien lo merecía no era cosa del editor, que si el editor había borrado la fuente no era cosa de la escritora.

Como Directora de una revista virtual, pero más aún como periodista cultural, me dio mucha tristeza esa reacción.  No, no voy  a echar de cabeza al blog ni a la escritora o su editor, porque no me parece correcto. Sin embargo desde que pasó el incidente, ha dado muchas vueltas en mi cabeza la importancia de un equipo de trabajo unido.

Repito, la reacción de ambos chicos (escritora y editor) me causó tristeza. Yo no querría escribir para alguien que no va a defenderme. Yo no querría tener a un escritor al que no voy a defender o de menos coachear para que sepa sortear ataques en la red.

La maravilla y maldición de las redes sociales es que la comunicación ya no es vertical, sino horizontal: todos tienen una opinión y todos, absolutamente todos, pueden llegarle a los escritores si estos se han puesto en la vulnerable posición de contar con una cuenta de Twitter.  ¿Cómo se protege un equipo dedicado a la comunicación en una era como la que vivimos actualmente? Ante todo, siendo unidos, hacia dentro y hacia fuera de la publicación.

Como Directora ya me he visto en la necesidad de dejar morir sola a una escritora, escritora a la que desde el principio se le dijo que su texto estaba muy flojo e incongruente y, por lo tanto, muy  susceptible a ser atacado. Dicha escritora se puso en plan necio de no querer cambiar el texto. Lo publicamos así y la cantidad de ataques que sufrió fue escalofriante.  Se le dio la oportunidad en un principio de protegerse, pero no quiso tomarla. La verdad no me remuerde la conciencia por ver los ataques que recibió: yo intenté protegerla en un principio y no se dejó. También he vivido el caso opuesto: que plagiaran (con todas sus comas) un texto completito de uno de mis escritores. Uno de los lectores de la revista nos dio el pitazo de que se había copiado tal cual el texto en Taringa. El Staff completito se le fue a la yugular al pobre plagiador. Y digo “pobre” porque hasta con su perfil de Facebook dieron. Creo que hasta de lo que moriría le dijeron. Fue una campaña sin tregua de 12 horas hasta que el chico puso que el texto era original de Alberto Escobar de la Garma, publicado por primera vez en Revista Kya. No saben lo orgullosa que me sentí del Staff.

Pero el orgullo viene de que todos los miembros del staff traen la camiseta puesta.  Para ellos es un trabajo en equipo y como equipo que son bromean entre ellos, se echan la mano, se echan porras y se defienden cuando es necesario. Gran parte de la fortaleza del equipo que dirijo es que son apasionados con lo que hacen.

Hace muy poquito les puse la imagen con que abro este post, dándoles las gracias por sus esfuerzos. Mis chicos corrigieron y dijeron que es NUESTRO sueño. Para ellos Kya! no es sólo la loquera de una niña que se hace llamar su Directora General, es su sueño y pasión. Es algo que los une. Ellos saben que yo los voy a defender sin importar lo que pase. Si recibiéramos un ataque como el que comenté al inicio de este post, ellos cerrarían filas, se apoyarían y yo a ellos. Todos vamos en el mismo barco.

Saber que existen afuera otros barcos quizá más famosos que el que timoneo pero menos cohesionado me causa tristeza, por ellos. ¿Por qué es tan difícil mostrarle la camiseta al resto del equipo y hacer que se la pongan? Se están perdiendo de una parte vital de una empresa: lo humano.

Ahora el cómo hacer que alguien se ponga la camiseta, bueno, ése es otro cuento a narrar en otra ocasión. De mientras pregunto ¿ustedes tienen la camiseta de su lugar de trabajo bien puesta?

#CrushIntelectual

Publicado 11 May, 2012 por Vanessa Puga

 

El otro día vi un tweet que decía que en cierta empresa es común escuchar a miembros decir que tienen un crush intelectual con tal o cual autor. Eso me dejó pensando al grado de que días después me puse a tuitear mis crushes intelectuales: esos autores que han hecho mella en mi formación y en mi línea de pensamiento.

También lancé tweets preguntando a los que me leen cuáles eran sus autores que calificarían como crush intelectual y puse el hashtag con que inicio este post. Varios me contestaron y de hecho, los que lo hicieron, mencionaron de menos dos autores. Incluso hubo alguien que me dijo que sería una cosa como de “corazón de condominio” hablar de todos los autores que admira.

Es interesante ponerse a reflexionar sobre los autores que, ya sea con letras, música o arte, nos mueven algo en el cerebro: ponen a andar el hámster, nos cambian el panorama e incrementan esa curiosidad innata de querer aprender más. A eso le llamo yo un crush intelectual.

Todos tenemos esas influencias, muchas veces tan introyectadas que cuesta trabajo pensar ¿quién es mi mayor influencia? En cierta ocasión un muy querido amigo mío, filósofo por cierto, me escribió hace unos meses:

Eres heredera intelectual de Michael Ende y del neopaganismo, por mencionar sólo dos fuentes. Cargas un fuerte bagaje de relativismo intelectualoide (pienso en Murakami y Cohelo) y aceptas al menos una premisa del romanticismo más puro: existen los genios, la literatura puede comunicar verdades desde un ocultismo estético y, sobre todo, no importa tanto lo que se dice de facto, sino la intención de lo que se quiso decir. Consciente o inconscientemente encuentras una dicotomía casi insalvable entre la naturaleza varonil y la femenil. Conoces el poder de las metáforas para erigirse como escudos”

Y al escribir eso describió varias de las influencias en mi haber, algunas de las cuales ni yo misma había notado de forma tan clara. Es un ejercicio interesante ponerse a reflexionar sobre quiénes nos han influenciado. En cada momento de la vida halleremos distintas influencias, es ciertos, pero siempre habrá una huella, por pequeña que sea, del pensamiento que nos has marcado.

Piénsenlo un momento y seguro lo notarán: tienen más de un crush intelectual. ¿Me lo comparten?