Hoy, curiosamente, dos niñas se me acercaron a pedirme apoyo y consejo. Una de ellas sólo me conoce por mis tweets, pero al leerme felizmente enamorada me pidió en confidencia un poco de apoyo y ayuda. La otra, una querida amiga mía, anda muy triste por el final de una relación. Ambas andan, a su manera, desencantadas con el amor y preocupadas por sus parejas. El ser malabaristas de vida y acomodar lo personal y lo de pareja. No es algo sencillo. En realidad, es algo que todos los seres humanos buscamos. Quizá con demasiada obsesión.
El otro día una niña de mi TL tuiteó:
A veces siento que el amor de mi vida no ha nacido, o que se perdió, o que es muy tonto, o que su mamá lo cambió en un mercado… No sé.
— Ana Paula de L.G. (@4n4p4uL4) May 30, 2012
Y mi novio le contestó que no existe tal cosa como “el amor de la vida”. Si bien puede sonar a algo medio amargado o rompe burbujas, deben saber que lo dice muy en serio y yo coincido con él. Nos han vendido la idea de que existe una sola persona en el mundo que es perfecta, ideal, que embona en nuestras vidas como si de pieza de rompecabezas se tratase. ¿La verdad? El amor va de la mano con el compromiso y el compromiso es una elección diaria. “Life is Choice” dice mi novio. Cada día que pasa tomamos varias elecciones. No se trata de encontrar a alguien, como si de suerte se tratase.
Las películas, las novelas, la sociedad insiste en que hay alguien ahí afuera con el que chocaremos de repente y el flechazo será instantáneo. Es cierto que la química y las feromonas tienen que ver en el proceso de enamoramiento. Pero ¿qué creen? El enamoramiento es pasajero. Es un bello estado que va y viene (si uno lo desea, claro) y no es perpetuo. Y no está mal que no lo sea ¿qué cosa en esta vida es eterno? Todo se mueve y se transforma.
No me malentiendan, por favor. Yo sí creo en el amor. Repito: el que dijo que no existe eso del amor de la vida fue mi novio, con quien llevo una relación muy estable de más de tres años. Y ninguno de los dos somos perfectos. A diario elegimos estar con el otro y superar los obstáculos que se nos han ido presentando.
Tristemente en este mundo existe mucho esa idea del individualismo y el compromiso es una cosa muy malentendida. He conocido cantidad de parejas que dicen “me caso, al fin y al cabo si no funciona, me divorcio y ya”. Temo que eso no es compromiso. No se trata de a la primera de cambio tirar la toalla e irse a otra cosa, sino de intentar. ¿De verdad quieres estar con una persona? Hay que intentarlo, acomodar, seguir trabajando día a día ambos para que funcione. Eso también es muy importante: debe ser recíproco. Tampoco hay que irse al lado del masoquismo en que el otro te trata como toalla sucia y tú sigues ahí porque “no hay que rendirse”. Una pareja es cosa de dos: dos personas eligiendo a diario seguir compartiendo la vida con el otro y trabajando para que con todos los altos y bajos sea una relación bella donde a final de cuentas los momentos felices y armoniosos pesen más en la balanza que los tragos amargos. Ah, sí, porque tragos amargos y malosentendidos siempre habrá. En cada uno de nosotros está el tratar de mantenerlos al mínimo.
Coincido con mi novio: el amor de la vida no existe. Uno elige con quién y trabaja para que funcione.
Nota al pie: este post contiene únicamente mi opinión a raíz de lo que inicialmente dijo mi novio, pero no estoy diciendo para nada que sea precisamente esto lo que él piensa. Él es otro ser pensante y si bien puede que coincidamos, seguro no es a raja tabla como lo digo yo. Por su atención, gracias.